viernes, 20 de marzo de 2015

Del color de la leche, de Nell Leyshon


Aunque todos los libros están formados por palabras, algunos transmiten la sensación de agobio, de saturación, como si su intención fuera hostil, de invadir al lector más que conquistarlo (y aquí el matiz es importante), mientras que otros fluyen de una manera natural, pacífica, penetrando en la mente del lector de manera delicada, como pidiendo permiso. Y pese a que en Del color de la leche encontramos una historia dura y en algunos momento incluso brutal, la sensación que transmite es como si nos purgara de tanta literatura.

La opción narrativa elegida por Nell Leyshon al darle voz a Mary, una muchacha iletrada del siglo XIX no deja de ser arriesgada, pues por una parte el reto de contar una historia formada en gran medida a base de subtexto y sutilezas a través de una escritura naïf y de apariencia poco elaborada parece jugar en contra, aunque en realidad consigue redoblar el efecto gracias a su estilo sin afectaciones ni adornos. Cierto que Mary nos cuenta siempre la verdad (excepto en un aspecto tan innecesario como inútil, única pega, por lo demás incomprensible en toda la construcción de la novela), pero ya sabemos desde hace mucho que la verdad es solo una parte de la historia.




Por otra parte, un riesgo aún mayor es el de caer en la autocomplacencia, en la exhibición del artificio como fin más que medio, como en esas novelas en las que el autor dice a cada página “aquí estoy yo”. Por el contrario, Leyshon evita todas las trampas del virtuosismo y desaparece detrás de la voz de Mary, quien realiza una confesión tan terapéutica para ella como para el lector. Si Mary es directa e ingeniosa, la forma en la que nos cuenta su vida es igualmente seca, con una extraña mezcla de humor y dolor.

Leyshon también demuestra una gran consistencia al evitar el acechante peligro de la explicitud (en el que tan fácil sería caer, como demuestra el prólogo de Valeria Luiselli, que más que nunca es mejor dejar para el final). La autora es tan consciente de la fuerza de su relato que no necesita utilizar recursos de manual para exponer una tesis. Del color de la leche es una excelente novela que, como su protagonista, se vale por sí misma sin que tenga que echar mano de justificaciones ni reivindicaciones para exponer su caso.

Editorial Sexto Piso
Traducción de Mariano Peyrou

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