Por
si la aspereza natural no fuera suficiente para convertir Siberia en
un símbolo de paisaje hostil, el ser humano se ha ocupado a lo largo
del tiempo en transformar la inmensidad siberiana en sinónimo de
crueldad. Incluso antes de que se convirtiera en un gigantesco campo
de concentración que la dictadura soviética pobló de reclusos sin
esperanza, ya el régimen zarista había utilizada la la tierra
siberiana como espacio propicio para el castigo de disidentes y
criminales, de Dostoievsky a Lenin.
Pese
a todo este dolor acumulado que parece supurar de su helada tierra,
Colin Thubron no oculta su fascinación por Siberia, su ilusión casi
infantil por descubrir lugares míticos y experimentar en primera
persona lo que se siente al pisar lugares llenos de historia y de
leyendas, la excitación del descubrimiento. Pero como vemos en las
páginas de En Siberia, lo hace sin frivolizar, consciente del peso
que el sufrimiento sigue imponiendo sobre los habitantes y
supervivientes del hielo, a veces con admiración, otras con
incredulidad, siempre con humanismo.
Para
empezar, el viaje de Thubron es lo más espartano que se pueda
imaginar, a tono con la tierra a explorar. Se mueve en trenes
destartalados, autobuses que parecen no tener un destino muy claro y
a veces incluso en autostop. Solo cuando las inmensas distancias lo
exigen (al final de su trayecto habrá recorrido más de veintiséis
mil kilómetros) utilizará el avión para desplazarse. A menudo se
alojará en pensiones de mala muerte o recibirá la hospitalidad de
particulares que le buscan un rincón. Unos llaveros y un par de
calculadoras serán sus ineficaces presentes para ganar voluntades.
Pero
no es que Thubron se presente como víctima, conoce demasiado bien la
tierra que pisa para arrogarse una condición que le sobrepasa. Lo
mejor de En Siberia es cuando el autor cuenta con sencillez la
historia de los lugares por los que pasa y la enlaza con la
actualidad, esa extraña mezcla de horror por el temible pasado
totalitario y de nostalgia por tiempos que ahora parecen más
benignos. En su largo viaje se encontrará con personas de todo tipo
y nos las describirá con simplicidad y profundidad. Y, más allá,
una colección de aventuras, de personajes legendarios, de constante
lucha por la pervivencia.
Editorial
Península
Traducción
de José Manuel Álvarez Flórez
No hay comentarios:
Publicar un comentario