El misterio de la carretera de Sintra, primera novela de Eça de Queirós
(escrita en colaboración con Ramalho Ortigão) pertenece a ese
extraño tipo de libros que se sitúan en una época de ruptura en el
que un género agoniza pero todavía no ha dado paso a una nueva
corriente preponderante. Pero lo más raro no es comprobar lo bien
que se las arreglaba el que sería maestro del realismo portugués en
los territorios del romanticismo, sino la modernidad de una narración
autoconsciente que da otro significado al término “posromántico”.
En
realidad El misterio se podría leer fácilmente como el clásico
folletín decimonónico (fue publicado por entregas en el Diario
de Noticias
en 1870) en el que no faltan ninguno de los típicos ingredientes de
este género. Pero sería perderse lo mejor. En la novela nos
encontramos con un crimen sin explicación aparentes, personajes
embozados, veneno, viajes exóticos y mujeres misteriosas (no falta
ni la exuberante española, inevitablemente llamada Carmen: ni tan
siquiera en Portugal la imagen de lo español pasa de ser una
caricatura romántica).
Pero
lo más curioso es que los autores, que saben bien lo que todo este
entramado novelesco tiene de artificioso, juegan con el concepto de
folletín y en algún capítulo incluso lo ponen en duda de manera
explícita. Al construir la narración a través de diversas voces
que dan su propia versión de lo sucedido, introducen a un
corresponsal agrio y agudo que no deja de criticar lo que ve como una
construcción manida e inverosímil. Se podría considerar como
ponerse la venda antes de la herida, pero conocido el talento Eça de
Queirós lo interpretamos más bien como otro elemento más en su
cuestionamiento de la novela popular más común en aquella época.
Lo
cierto es que El misterio adolece de no pocos defectos en su
construcción y que en algunos momentos la parodia parece dejar paso
a un genuino espíritu romanticista hoy muy pasado de moda. Pero,
como pasaba con El monje respecto a la literatura gótica, El
misterio se puede leer como la gozosa culminación de un género, un
libro en el que todo está permitido y la imaginación no tiene
ninguna cortapisa. Es tan fácil dejarse llevar por su argumento que
sería un desperdicio ponerse a buscarle algo de coherencia. Para eso
ya tenemos muchos otros libros perfectamente sólidos e inanes.
Editorial
Acantilado
Traducción
de Carmen Martín Gaite
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