Se
suele decir que es imposible vivir sin ficción, pero a veces, como
pasa con la realidad, la ficción se hace insoportable. Esta
experiencia, que todo lector ha sufrido, se hace todavía más dura
para el escritor de novelas, que en un momento de debilidad (o quizá
de lucidez) se pregunta para qué tantas historias. Lo que nos hace
pensar que la moda actual por los relatos reales es algo más que una
moda. Como las personas normales, los escritores (!) también pasan
por sus momentos de hastío y de introspección. Pero en lugar de
caer en el ensimismamiento, nos lo cuentan, por lo que (en los
mejores casos, al menos), todos salimos ganando.
Al
inicio de El balcón en invierno Luis Landero confiesa esta
frustración, su incapacidad para implicarse en una nueva novela que
le suena artificial e insincera. Nada grave, es una fase por la que
hay que pasar. Más preocupante es que cuando decide alejarse de los
libros y buscar la vida, se da cuenta de que ahí fuera tampoco está
su lugar. Y entonces es cuando se plantea el verdadero problema:
tendrá que buscar en su memoria para encontrar su verdadero espacio,
con lo complicado que es eso.
A
partir de entonces, el viaje que emprende Landero le llevará por
diferentes épocas y lugares sin moverse de su escritorio. Los
recuerdos remotos, las vivencias dejadas atrás, las experiencias que
ha intentado olvidar, se amontonan en su cerebro y en sus dedos.
Desde los remotos hojalateros de los que desciende hasta su
conflictiva relación con su padre, el autor traza una línea
biográfica que va más allá de su propio nacimiento en un intento
de comprenderse a sí mismo a través del conocimiento de su familia.
Pese
a la delicadeza en las descripciones y la ternura en los retratos, El
balcón en invierno no es un libro de evocaciones ni de nostalgia.
Tampoco es lo que se suele entender como un libro de aprendizaje. No
hay linealidad ni una interpretación retrospectiva que dé sentido a
todo lo que ha llegado a ser. Se trata más bien de una colección de
estampas, un repaso por los momentos estelares de una vida común y
única que han desembocado en este instante, en este hombre que se
asoma al exterior y, ahora sí, se encuentra consigo mismo.
Editorial
Tusquets
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