Aunque
ya desde el título el lector sabe a lo que atenerse, la brutalidad
de Una historia violenta, expresada de una manera seca y neutra, casi
como si el narrador, víctima de la misma, la observara desde una
asepsia quirúrgica, tiene un doble impacto logrado precisamente por
su rudeza y su contundencia implacable. Si Antonio Soler hace que el
narrador adulto puede contemplar con perspectiva los sucesos que
vivió su niño protagonista, la inmediatez que se le revela al
lector no cuenta con la distancia necesaria para asimilar el golpe.
En
el libro en ningún momento se especifica el momento ni el lugar en
el que se desarrolla la acción, por lo que si no conociéramos al
autor tendríamos pocas pistas para identificar estas claves. Pero es
que tampoco importa demasiado, porque el interés de Soler parece ser
más antropológico que sociológico. El comportamiento de sus
criaturas, sus motivaciones y reacciones, son expresadas de manera
implícita, pero son lo suficientemente humanas como para que todo se
pueda comprender.
El
argumento de la novela es mínimo, marcado en cada una de sus partes
por un acontecimiento muy concreto alrededor del cual se crean
pequeñas historias domésticas y giran una serie de personajes
familiares reconocibles tanto en sus aspectos cotidianos como de
tradición literaria. Pero ese ambiente casi costumbrista choca de
manera sutil con esas explosiones en las que la naturaleza más
primaria de algunos de los personajes se manifiesta sin cortapisas.
Y
este impacto es todavía más potente en la parte final, de una
escabrosidad que el estilo aparentemente imparcial no ayuda a hacer
más asimilable. Al contrario, Soler sabe moverse en el territorio de
la frialdad para dibujar escenas que dejan al lector congelado, pero
es un hielo que quema. A lo largo de toda la novela el crescendo ha
estado perfectamente pautado, y cuando llegamos a la desgracia con la
que se cierra el libro la acumulación de violencia ha sido tal que
la agonía solo puede dar paso a la perplejidad.
Editorial
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores
No hay comentarios:
Publicar un comentario