lunes, 14 de julio de 2014

Londres, una biografía, de Peter Ackroyd


A lo largo de las 1.000 páginas de Londres, una biografía asistimos a un desfile de violencia, destrucción y caos. No en vano la ciudad ha sido comparada hasta la saciedad con Babilonia, epítome de decadencia y horror. Y sin embargo, tras este exhaustivo repaso realizado por Peter Ackroyd por las mil caras de la degradación humana, el atractivo de la ciudad se mantiene incólume. Quizá será porque, en lo mejor y en lo peor, Londres encarna el espíritu humano.

Desde luego, Londres no es una ciudad bonita. Parece que cada siglo (curiosamente en cada década de los 60) sus habitantes se empeñen en hacer borrón y cuenta nueva, con lo que la ciudad se vuelve a reconstruir. Pero no pierde su esencia, su pasado sigue allí, imperceptible pero manifiesto. Desde los primeros asentamientos romanos hasta lo que se podría calificar como el dominio de los bárbaros hombres de negocios que señorean desde la City actual, cada rincón de Londres mantiene un espíritu ecoico tan identificable como renovador.

Ackroyd es un investigador infatigable, movido más por el entusiasmo y la curiosidad, en sus propias palabras, que por el academicismo. Las fuentes sobre Londres son inabarcables, pero Ackroyd parece conocerlo todo sobre la ciudad, desde los movimientos intrínsecos que han caracterizado la ciudad a lo largo del tiempo (muy perfilados según cada barrio), hasta los detalles en apariencia más nimios, pero que dan la verdadera sustancia de esta isla dentro de una isla, de este mundo particular que no tiene equivalente.




El libro está repleto de citas de autores de lo más variado que a lo largo del tiempo han sentido la necesidad de aportar su visión sobre esta capital de capitales. Impresiones que van desde el aroma de sus calles (más bien su pestilencia) hasta descripciones no muy halagüeñas de sus habitantes. Los gritos, las aglomeraciones, los monstruos (fantasmas y minotauros incluidos) son descritos por Ackroyd y sus invitados de una manera vívida, casi se puede sentir emanar de las páginas del libro el bullir de las calles.

Londres ha sufrido fuegos arrasadores, heladas que permitieron construir comercios en el mismo Támesis, explosiones de violencia descontrolada, bombardeos despiadados e incluso algún terremoto. El lector se espanta tanto como se sorprende por los padecimientos y la resistencia de esta ciudad que parece indestructible, pese a acoger todos los pecados imaginables. Una ciudad que se regenera como el Doctor Who y que parece no tener límites en su expansión. Una ciudad que es a la vez espejo y espanto del mundo.

Editorial Edhasa
Traducción de Carmen Font Paz

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