miércoles, 23 de julio de 2014

Cómo funciona la música, de David Byrne


Hay que tener cuidado a la hora de leer un libro escrito por una estrella del rock: su aura puede ser tan deslumbrante que el juicio se nuble. (Aunque algunos astros se empeñan en hacerse lo más antipáticos posible). La mitomanía del lector puede llevar a sobrevalorar la obra o a pasar por alto deficiencias que en un autor “normal” no se tolerarían. Pero, aún teniendo en cuenta estas precauciones, Cómo funciona la música nos sigue pareciendo un libro extraordinario y David Byrne se engrandece todavía más a nuestros ojos.

Byrne nos parece un gran tipo. En realidad, todo lo contrario a lo que se puede entender por “estrella del rock”. Es humilde, siempre abierto a nuevas propuestas, con una curiosidad innata por todo lo relacionado con la música. Es sabido su interés por las creaciones africanas o asiáticas, por todo lo que se salga de lo convencional, pero en absoluto es un esnob, uno de esos gourmets de la música que solo consideran digno de su atención lo más exótico y desconocido por las masas. Byrne no tiene reparos en admitir su predilección por cierto tipo de música comercial y reivindica el pop como el gran arte de nuestro tiempo, sin ningún tipo de complejos respecto a la música clásica.




Esta amplitud de miras se refleja en Cómo funciona la música. Su análisis abarca tantos campos que solo una persona como Byrne, que conoce el mundillo desde dentro y ha investigado las múltiples variantes de este arte puede sintetizar en un libro tanto conocimiento, y además sin ponerse abrumador ni didáctico. Byrne se apasiona por conocer los secretos de la música, por encontrar sus orígenes y aplicaciones prácticas; no se amedranta a la hora de detallar las entrañas del negocio musical ni sus implicaciones filosóficas. Para él la música está en el centro de la existencia, y tiene buenas pruebas para respaldar esta teoría.

Cómo funciona la música se divide en apartados semi-independientes en los que nos podemos encontrar de todo, desde un elíptico repaso por la propia carrera de Byrne hasta apuntes sobre las implicaciones científicas y sociales de la música. Byrne no evita polémicas, pero su punto de vista personal (hacia el que siempre admite discrepancias) se sostiene en las mejores referencias, de Sacks a Pinker, pasando por Ball o Ross. Y lo más importante, Cómo funciona la música es un libro que cumple las expectativas: al llegar al final comprendemos un poco mejor de qué va todo esto. Y queremos saber más.

Editorial Reservoir Books
Traducción de Marc Viaplana

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