Hay
que tener cuidado a la hora de leer un libro escrito por una estrella
del rock: su aura puede ser tan deslumbrante que el juicio se nuble.
(Aunque algunos astros se empeñan en hacerse lo más antipáticos
posible). La mitomanía del lector puede llevar a sobrevalorar la
obra o a pasar por alto deficiencias que en un autor “normal” no
se tolerarían. Pero, aún teniendo en cuenta estas precauciones,
Cómo funciona la música nos sigue pareciendo un libro
extraordinario y David Byrne se engrandece todavía más a nuestros
ojos.
Byrne
nos parece un gran tipo. En realidad, todo lo contrario a lo que se
puede entender por “estrella del rock”. Es humilde, siempre
abierto a nuevas propuestas, con una curiosidad innata por todo lo
relacionado con la música. Es sabido su interés por las creaciones
africanas o asiáticas, por todo lo que se salga de lo convencional,
pero en absoluto es un esnob, uno de esos gourmets de la música que
solo consideran digno de su atención lo más exótico y desconocido
por las masas. Byrne no tiene reparos en admitir su predilección por
cierto tipo de música comercial y reivindica el pop como el gran
arte de nuestro tiempo, sin ningún tipo de complejos respecto a la
música clásica.
Esta
amplitud de miras se refleja en Cómo funciona la música. Su
análisis abarca tantos campos que solo una persona como Byrne, que
conoce el mundillo desde dentro y ha investigado las múltiples
variantes de este arte puede sintetizar en un libro tanto
conocimiento, y además sin ponerse abrumador ni didáctico. Byrne se
apasiona por conocer los secretos de la música, por encontrar sus
orígenes y aplicaciones prácticas; no se amedranta a la hora de
detallar las entrañas del negocio musical ni sus implicaciones
filosóficas. Para él la música está en el centro de la
existencia, y tiene buenas pruebas para respaldar esta teoría.
Cómo
funciona la música se divide en apartados semi-independientes en los
que nos podemos encontrar de todo, desde un elíptico repaso por la
propia carrera de Byrne hasta apuntes sobre las implicaciones
científicas y sociales de la música. Byrne no evita polémicas,
pero su punto de vista personal (hacia el que siempre admite
discrepancias) se sostiene en las mejores referencias, de Sacks a
Pinker, pasando por Ball o Ross. Y lo más importante, Cómo funciona
la música es un libro que cumple las expectativas: al llegar al
final comprendemos un poco mejor de qué va todo esto. Y queremos
saber más.
Editorial
Reservoir Books
Traducción
de Marc Viaplana
No hay comentarios:
Publicar un comentario