La primera frase de Los hombres que miraban fijamente a las cabras es “Esta es una historia
real”. Y hace bien Jon Ronson en dejarlo claro desde el principio,
porque lo que viene a continuación es tan estrambótico que pese a
las precauciones el lector no podrá más que poner en duda lo que le
está contando ya desde la primera escena, cuando un general del
ejército de los Estados Unidos intenta atravesar una pared con el
poder de la mente. A partir de ahí todo se irá volviendo mucho más
loco hasta convertirse en un relato siniestro.
Ronson es un periodista
británico especialista en teorías de la conspiración, con una
profesionalidad demostrada en sus variadas investigaciones y un
sentido del humor que sabe moverse en el pantanoso campo de la
paranoia. Tanto en sus trabajos televisivos como en su libro ¿Es
usted un psicópata? ha demostrado que puede llegar hasta el fondo de
espinosos asuntos (desde la dominación extraterrestre de la política
mundial hasta el control por parte de psicópatas de las más
importantes compañías del globo), y a la vez mantener en tono
momento un distanciamiento y un empuje inquisitivo propios del mejor
periodismo de investigación.
Durante la primera parte
de Los hombres, como decíamos, el lector apenas puede creerse lo
que está leyendo, la historia de un grupo especial del ejército
americano que desde los años 70 se ocupó de realizar experimentos
parapsicológicos que iban desde la levitación hasta el espionaje
mental. Se trataba de un grupo de hippies y excéntricos que de
alguna manera se las apañaron para obtener financiación estatal y
desarrollaron con autonomía una nueva forma de hacer la guerra en la
que pretendían imponer sus pensamientos pacifistas. Eran los
guerreros jedi y estaban preparados para conquistar el mundo con una
sonrisa.
Pero en la segunda
parte,según nos acercamos a la actualidad, el tono del libro se
vuelve mucho más perturbador. Ronson explica cómo el ejército se
apropio de las ideas de estos visionarios para aplicarlas de una
manera que no tenía nada de simpática. Así, explica algunas de las
aberraciones que tuvieron lugar en Abu Ghraib y diversas técnicas de
tortura que se empezaron a utilizar durante la guerra contra el
terrorismo. Al contrario que en la fallida película que adaptó el
libro, Ronson no se queda en lo superficial, sino que a través de un
gancho popular y divertido llega a conclusiones mucho más
inquietantes.
Ediciones B
Traducción
de Carlos Abreu
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