Entre
los variados puntos fuertes de la novela negra nórdica se suele
valorar su capacidad para retratar las sombras de una sociedad que
desde el sur solemos ver como idílica. En el caso de Petirrojo esta
denuncia se centra en un país con sus corrupciones, sus chapuzas y
sus crímenes (es decir, más parecido al nuestro de lo que podríamos
pensar), pero la novela de Jo Nesbø sobre todo puede leerse como una
desmitificación de la Resistencia noruega.
Esta
labor de reescritura histórica ya tiene una larga tradición en
Francia, y hace unos años descubrimos gracias a El libro negro que
la lucha antinazi de los holandeses también había pasado por su
proceso de embellecimiento. Nesbø nos cuenta que de igual manera en
Noruega hubo colaboracionistas, aprovechados y oportunistas. Y que el
país no ha sabido tratar con este oscuro pasado, sino que ha
preferido mirar hacia otro lado y pensar que todos fueron héroes (y
los que no, pagaron su culpa). Pero para Nesbø el pasado siempre
vuelve a reclamar sus deudas.
Este
trasfondo histórico da una profundidad a la novela ausente en las
propuestas más comunes y rendidas al más puro entretenimiento. Pero
es que si consideráramos Petirrojo sencillamente como una novela de
intriga, también pasaría la prueba con nota. Provoca esa ansiedad
típica de las tramas que van de sobresalto en sobresalto, con una
sabia administración del misterio y las revelaciones. De hecho, es
uno de esos libros en los que el lector se vanagloria de haber
descubierto las sutiles pruebas sembradas por el camino para
reconocer al asesino... solo para darse cuenta de lo engañado que
estaba.
El
personaje de Harry Hole se pasea por el peligroso alambre del lugar
común (en el que no falta la dipsomanía), pero Nesbø le dota de un
verdadero carácter, de capas de contradicción y humanidad. Lo mismo
pasa con el resto de personajes, perfectamente identificables dentro
del arquetipo, pero a a su vez creíbles, de carne y hueso. Los
diálogos son vivos, directos, siempre justificados en el marco de la
acción. Así que el lector no tiene más remedio que seguir
avanzando con tantas ganas de llegar al final como de que no se acabe
el libro.
Editorial
RBA
Traducción
de Carmen Montes
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